Las Materias Primas Críticas (MPC, en adelante) ocupan ya un espacio privilegiado en el debate público europeo y se erigen como la nueva clave estratégica de la Unión en su búsqueda de la autonomía y la doble transición: verde y digital. Se trata de una serie de materiales que, por su relevancia económica y función clave en la mayoría de los recursos actuales, la Comisión Europea ha identificado como tácticos en un listado acotado.
Para entender el paradigma de las MPC, debemos conocer las características de su cadena de suministro, siendo ésta: global, compleja y ciertamente vulnerable. Estos tres factores la hacen excesivamente dependiente de la estabilidad geopolítica a nivel mundial, cosa que últimamente atraviesa un momento crítico.
A estas complicadas características, se suma una cadena de suministro altamente concentrada, donde los proveedores y procesadores de las MPC son escasos a nivel mundial. En la UE, son cinco los países que disponen de una o varias MPC (Polonia, Francia, España, Bélgica y Finlandia); en el exterior, China lidera el ranking como el mayor proveedor a nivel global de MPC y principal proveedor de la UE; otros países proveedores son Chile, Guinea, Kazajstán; Méjico, Noruega, Turquía y Estados Unidos.
La Comisión Europea presentó en marzo una Propuesta legislativa para regular las MPC, enmarcada en el Plan Industrial del Pacto Verde. En este documento, abordaré las cuestiones principales y de mayor interés sobre las MPC, así como el recorrido de la Propuesta de la Comisión Europea a través de las instituciones. Tras la contextualización, haré una serie de consideraciones y conclusiones a las que he llegado al respecto.
LA PROPUESTA DE LA COMISIÓN EUROPEA
La Propuesta de la Comisión para regular las MPC parte de cuatro premisas por lograr:
Para ello, ha elaborado una lista de MPC relevantes para nuestra economía que incluye 34 minerales críticos, de los que 16 se califican como estratégicos. La Comisión se compromete a revisar esta lista cada cuatro años desde que entre en vigor la legislación. Estos hitos cuentan con un marco basado en la construcción de partenariados con países “de confianza” para la UE, y la creación de un Club de Materias Primas Críticas en el que participarán países como EE. UU. y otros socios comerciales con intereses comunes – todo ello ayudará a su vez a la consecución de nuevos Tratados de Libre Comercio de la UE.
Atendiendo a la alta dependencia que la UE tiene de cadenas de suministro externas, la Comisión ha evaluado 15 tecnologías clave de cinco sectores estratégicos: i) energías renovables; ii) movilidad eléctrica; iii) industria de las telecomunicaciones y la información (TIC); iv) defensa; v) espacio aéreo. El resultado obtenido mostraba que la UE es vulnerable en siete de las 15 tecnologías clave evaluadas – lo que se traduce en una dependencia media alta.
Se añade una novedad: los proyectos estratégicos sobre MPC. En este sentido, la Comisión quiere fomentar la creación de proyectos de interés común que gocen de un procedimiento de aprobación acelerado y prioritario. Para ser calificados de estratégicos, deben: contribuir a la seguridad del suministro de MPC; ser técnicamente viables en un período de tiempo razonable; llevarse a cabo de manera sostenible; ofrecer beneficios transfronterizos; y ser mutuamente beneficiosos para la UE y el país tercero afectado.
Para asegurar el cumplimiento y buen funcionamiento del marco regulatorio, la Comisión introduce en su Propuesta un capítulo sobre seguimiento y mitigación de riesgos, que cubre la evolución de los flujos comerciales, oferta y demanda, concentración de la demanda y producción global europea, y las capacidades con las que contamos en cada nivel de la cadena de valor. Así, y en colaboración con las autoridades nacionales de cada Estado miembro, se llevará a cabo un “test de estrés” cada tres años para las cadenas de valor de cada mineral estratégico identificado en la lista; tras el cual se alertará de posibles deficiencias y tratarán de corregirse. En esta línea, los Estados miembros deben informar a la Comisión sobre el estado de sus provisiones de MPC, sobre lo que la Comisión formulará un informe de opinión.
Por último, la Propuesta persigue sus objetivos sobre la base de la sostenibilidad, para evitar centrar todas las capacidades en esta cuestión olvidando la transición ecológica. La circularidad será esencial, obligando la Propuesta a los Estados miembros a adoptar programas nacionales que incrementen la recogida de residuos
¿QUÉ PIDEN LOS COLEGISLADORES A LA COMISIÓN?
Se resume a continuación lo esencial de las posiciones del Parlamento y Consejo durante los debates sobre la base de la Propuesta de la Comisión:
PARLAMENTO EUROPEO | CONSEJO EUROPEO Y CONSEJO DE LA UE |
– Una propuesta con un enfoque integral que abarque toda la cadena de valor de las MPC;
– Una política industrial activa al respecto; – La creación de Proyectos Europeos de Interés Común (IPCEI); – Que los Estados miembro diseñen planes de almacenamiento estratégico para reducir la dependencia exterior, proponiendo un objetivo mínimo de MPC reciclados junto a un marco de control; – Concienciar sobre el impacto medioambiental de la importación de MPC; – Crear un Fondo de Soberanía Europeo que favorezca la inversión europea en sectores estratégicos como este. |
– El Consejo Europeo cuestiona a la Comisión cómo logrará hacer a la UE más resiliente y reducir las dependencias estratégicas. Pide un enfoque asentado sobre una base económica, tecnológica e industrial sólida.
o El Consejo cree necesario disponer de un marco regulatorio que fomente el crecimiento, lo cual pasa por simplificar el actual. – El Consejo de la UE: identifica una serie de áreas de acción prioritarias: o Diversificar la producción y cadenas de suministro o Almacenamiento estratégico o Aumentar la inversión en producción en Europa o Crear modelos circulares o Promover la cooperación industrial entre Estados miembros o Aclarar los estándares de acuerdo con los valores europeos. |
CONCLUSIONES
La actual situación geopolítica mundial nos pone contra las cuerdas y obliga a replantearnos nuestras aspiraciones. En este sentido, en la búsqueda de la tan ansiada autonomía estratégica abierta de la Unión Europea, la Comisión identifica un nuevo recurso prioritario: las Materias Primas Críticas. Su excesivamente concentrada cadena de suministro, la alta dependencia que tenemos del exterior y el exponencial crecimiento de la demanda, hacen a las MPC protagonistas indiscutibles de la actual agenda política europea.
La eventual falta de MPC constituiría toda una amenaza a la industria europea, por lo que conviene identificar nuestras necesidades: aumentar la producción europea de MPC y diversificar nuestros flujos de importación. Esto ha quedado claro vista la Propuesta de la Comisión, pero, como todo, tiene una cara B: lograr nuestros objetivos en materia de abastecimiento de MPC a la vez que se mantiene la ambición climática. Siento curiosidad por el cómo a la hora de gestionar este equilibrio.
El quid de la cuestión no es menor, pues, tras años regulando en materia medioambiental, colocándola como el centro y faro de la política y legislación europea, nos encontramos con esta necesidad que podría colisionar con el resto de pretensiones y objetivos. Esto plantea dos cosas a mi juicio: una pregunta (¿cómo lograr los objetivos medioambientales y de abastecimiento en paralelo, sin que se solapen y perjudiquen?); y una lección: la sobrerregulación e impulso obsesivo que ha venido teniendo la UE en torno a la transición ecológica acaban lastrando el resto de los avances – todo en su justa medida. Vemos lo perjudicial de apostar todo a una carta perdiendo la amplitud de miras en la jugada completa, surge hoy ésta, pero a futuro surgirán miles de nuevas necesidades insospechadas que habrán de compatibilizarse con las ya existentes. En este sentido, centrar nuestras fuerzas en una sola cuestión – la medioambiental – dificultará nuestra operatividad en todas las demás, no menos necesarias.
La colisión regulatoria y de objetivos de la que hablo tiene que ver con la extracción, necesaria para la obtención de MPC. Se trata de una actividad que, además de controvertida, puede ser incompatible con varias de las políticas europeas, en curso: la sostenibilidad y salud del suelo o la restauración de la naturaleza; y las que se están modificando para adaptarse a nuevos requisitos: la ampliación del suelo cubierto por Red Natura 2000 al 30% de la superficie, o la voluntad de definir el 10% del territorio como de “estricta protección”. Por lo pronto, la Propuesta de la Comisión no prevé ningún procedimiento de compatibilidad ni de prevalencia que pueda resolver este eventual conflicto regulatorio. Si bien es cierto que existen soluciones parciales al posible solapamiento regulatorio como la minería urbana, debemos evaluar nuevas opciones que nos permitan hacer viables todos nuestros objetivos en paralelo.
En esta línea, la Comisión propone la creación de Proyectos estratégicos que, cumpliendo con unos objetivos en materia de protección ambiental e interés común, colaboren en la consecución de una mayor autonomía en MPC. Se explicita que dichos proyectos contarán con un procedimiento propio acelerado. Esto resulta positivo en tanto en cuanto las prisas no acaben por ser contraproducentes, pues existen ya proyectos en curso que verían sus garantías perjudicadas y difícilmente llegarían a término si se priorizan los de nueva creación.
Por último, considero conveniente que se cuide el fondo, pero nunca relegando las formas. Hablo de la conflictividad extractiva – y el tinte neocolonialista asociado – lacra que nos persigue, y más cuando parece estar de moda sacar a relucir un pasado histórico – no siempre relatado de forma fidedigna – que podría frustrar nuestros planes. No son pocas las represalias que comienzan a haber sobre el modo en que se dará cumplimiento a nuestra ambición, pese a que la Propuesta de la Comisión alude de forma expresa a la obligación de llevar a cabo los flujos de MPC asegurando que las relaciones comerciales sean mutuamente beneficiosas. “La maldición de los recursos” está en boca de muchos, y no podemos permitirnos perder la oportunidad de crear alianzas estratégicas por este fantasma del pasado. Para ello, no solo hay que ser bueno, sino demostrarlo. A mi juicio es necesaria una pedagogía constante al respecto, no eludir este debate público por el hecho de ser controvertido, sino enfrentarlo. A la Unión Europea le avala un buen hacer y una consistencia con sus valores históricos que debe ser lo que vigorice nuestra capacidad comunicativa a este respecto: la cooperación, la libertad, la democracia, el refuerzo de la cohesión económica, entre muchos. Asimismo, debemos hacer una mención especial a la transparencia en la actuación, pues será lo que asegure nuestro liderazgo global en este proyecto. Estos esfuerzos serán ciertamente agradecidos, pues podrán convertirse en futuras relaciones comerciales sólidas en forma de tratados de libre comercio, por ejemplo.
En definitiva, si queremos lograr aumentar nuestra capacidad y autosuficiencia en MPC, necesitamos repensar nuestra política industrial y económica desde cero. Sólo este ejercicio hará que podamos entreverarlas en nuestro modelo y hacerlo de forma compatible con las ambiciones previas. Ya el Consejo, en su posicionamiento acerca de la Propuesta de la Comisión, demanda una necesaria simplificación del marco regulatorio global de la UE, cayendo en la cuenta de que no por regular más irá mejor, sino sólo si lo hacemos de forma más inteligente y audaz.
Una última lección: no sólo la agricultura tiene un valor geopolítico, también las MPC; y en ambos casos, hemos despertado tarde. Esperemos que la UE resuelva con inteligencia y decididamente nuestras carencias.