• gonzalo.lopez@easymatic.es
  • Sin categoría
  • No hay comentarios

La próxima disputa comercial entre EEUU y la UE viene en forma de ley antiinflacionaria. Es todavía muy pronto para conocer el impacto del Inflation Reduction Act (IRA) fuera del sector energético y de las TIC, pero si que podemos vaticinar que seguirá provocando tensiones en la UE. La guerra comercial esta en el aire y, en caso de iniciarse, el contagio a sectores como el agroalimentario es una realidad a tener en cuenta.

 

¿QUÉ ES EL IRA?

 

El pasado agosto de 2022 el gobierno de Joe Biden, tras el visto bueno del Congreso, logró aprobar su Ley de Reducción de la Inflación (IRA). Esta ley, que como su propio nombre indica tiene por objetivo reducir la escalada inflacionaria que vive EEUU, no se queda corta en aspiraciones y con ella se buscará luchar contra el cambio climático a través del fomento de las energías verdes, estimular las industrias estratégicas e impulsar el mercado laboral entre otras.

 

IRA es la punta del iceberg de una serie de leyes post-pandemia previamente aprobadas por la administración Biden como la Ley de Chips y Ciencia o la Ley de Inversión en infraestructura y Empleo. Leyes que tenían de fondo el impulso de la economía estadounidense a través de incentivos gubernamentales a las empresas que produzcan en suelo americano.

 

En cuanto a los instrumentos empleados por la IRA encontramos:

  • Créditos y deducciones fiscales
  • Subvenciones
  • Prestamos
  • Avales gubernamentales

“En cuanto al coste presupuestario, numerosos estudios lo sitúan entre 800.000M y 1,2 billones de dólares, muy por encima de las cifras oficiales.

Esto se debe a que todo dependerá de la aceptación por parte de empresas y familias, por lo que la cantidad inicial presupuestada puede ir aumentando progresivamente”

 

Los instrumentos tendrán una duración determinada, siendo algunos permanentes y otros temporales, y se irán desembolsando a lo largo de una década.

 

¿QUÉ ES LO QUE MOLESTA A EUROPA?

 

La ley, desde la Unión Europea, aunque valorada positivamente por sus aspectos mas “verdes”, ha sido acogida con escepticismo y con cierta preocupación por el impacto en la política comercial bilateral que puede desencadenar ciertos aspectos de esta.

 

La Administración Biden no ha abandonado la retórica comercial de su antecesor y es quizá lo que mas preocupa en la Unión Europea. La deriva proteccionista que vivimos choca frontalmente con los principios de la OMC y empieza a sentar precedentes para aquellos países que opten en futuro por seguir esta senda.

 

La UE se encuentra entonces ante la tesitura de responder firmemente a esta situación sin perder la credibilidad comercial que le corresponde.

 

 

LA CARRERA POR LA ENERGIA

 

Aunque la IRA afecta a muchos de los intereses comerciales de la UE, es en la energía donde encontramos el quid de la cuestión. EEUU quiere tomar la delantera en la transformación energética de los próximos años aplicando subvenciones sobre las empresas que usan energías limpias. Las estimaciones, en caso de los productores hagan uso de todas las ayudas disponibles, son:

 

  • Reducción del precio de las baterías en un 30% con respecto a la UE
  • Costes de producción de paneles solares podrían caer 2/3 en relación a la UE
  • Coste de producción de hidrogeno renovable podrían caer a 0 para 2030

 

También se quiere acelerar la transformación energética a través de ayudas directas en la compra de coches eléctricos producidos en Estados Unidos, lo que también genera tensión con la UE, dada la posibilidad de que esto afecte a las exportaciones de automóviles europeos. Cabe destacar que los subsidios a la compra de coches eléctricos en la mayoría de los Estados miembros no discriminan entre productores.

 

En comparación con la UE, EEUU es capaz de hacer llegar estos subsidios de manera mas rápida y accesible a los productores. La burocracia europea dificulta el acceso a estos mecanismos a pequeñas y medianas empresas, pero la diferencia primordial se encuentra en la dirección en la que apuntan estos. Mientras que desde la UE se apunta hacia la inversión inicial para desarrollar la actividad, en EEUU los mecanismos de ayuda van enfocados hacia los costes de producción, intentado atraer asi a los productores para trasladar sus inversiones a EEUU.

 

Por su parte, desde Europa se responde a IRA con el Plan Industrial del Pacto Verde que se basa en cuatro pilares:

 

  • Marco regulador previsible y simplificado
  • Aceleración del proceso de financiación
  • Mejora de las capacidades de producción
  • Mercado abierto para cadenas de suministro mas resilientes.

 

Europa toma nota y con este nuevo plan se pretende evitar la marcha de empresas energéticas hacia EEUU a través de beneficios fiscales y relajación de las normas para acceder las ayudas disponibles.

 

CONCLUSIONES

 

En cuanto a la respuesta a corto plazo ante el IRA, la UE debe ser cuidadosa en cómo procede, manteniendo la proporcionalidad siempre por delante. Por un lado, podría considerar seguir el ejemplo de Estados Unidos y adoptar una postura más agresiva, pero esto podría comprometer su credibilidad en el ámbito comercial internacional. Por otro lado, también podría explorar la opción de negociar un trato diferencial, similar al caso de México y Canadá con el USMCA. Sin embargo, esta opción conllevaría el riesgo de aceptar un trato discriminatorio, similar al que afecta a países como Corea del Sur, Australia o Nueva Zelanda, quienes también se ven afectados por el IRA. Esto resultaría en una pérdida de la posición de la UE como socio comercial fiable. En cuanto a la respuesta en el ámbito de las instituciones internacionales, la UE tiene la opción de acudir a la OMC para resolver este conflicto. Esta acción no debe ser vista como un acto de hostilidad, sino como un esfuerzo por encontrar un terreno común utilizando los mecanismos de arbitraje de esta organización.

 

En contraste, a pesar de representar una amenaza para la estabilidad comercial europea, el IRA también puede ser visto como una oportunidad. Una oportunidad para reevaluar el papel de las instituciones europeas en la política industrial y establecer un enfoque común para todos los Estados miembros. Asimismo, brinda la posibilidad de abordar los problemas que las instituciones de la Unión Europea enfrentan en cuanto al acceso a financiación y ayudas por parte de la industria. Problemas como la complejidad burocrática, la falta de información, requisitos restrictivos, accesos desiguales a la financiación o la falta de coordinación institucional son críticos .  Si la UE logra solucionar estas problemáticas, logrará hacer mas competitivas las industrias manteniendo al mismo tiempo su posición de liderazgo en el ámbito comercial

 

Félix Blanco Perales

 

 

 

How Europe should answer the US Inflation Reduction Act. (2023a, febrero). Bruegel.

For climate, profits, or resilience? Why, where and how the EU should respond to the Inflation Reduction Act. (2023, mayo). Hertie School.