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Después de lo que hemos pasado en estos últimos años, es curioso observar cómo se abre una especie de nostalgia o vuelta atrás – no lo sé-, que parece apoderarse de la teoría y la práctica en materia de economía.

Así se habla de desglobalización, como si se hubiera acabado este proceso y entráramos en una nueva fase de repliegue a esquemas mas proteccionistas o al menos de interés propio.

También se habla de derisking para expresar la necesidad de bajar el riesgo en un contexto geopolítico enormemente convulso, de decoupling o desacoplamiento de los principales motores de la economia mundial, y hasta de degrowth, la teoría socioeconómica que defiende la protección medioambiental por encima de los beneficios, la producción y el consumo – ver autores como Serge Latouche o Tim Parrique -.

Todos son en el fondo y de cierta manera movimientos de repliegue hacia los intereses propios, un calculo de riesgos que busca abrigarse en la medida de lo posible de shocks y crisis existentes y venideras.

Junto a estas tendencias se abre paso otra no menos interesante que es la vuelta a la política industrial, que en el caso americano se materializa esencialmente en la IRA ( Inflation Reduction Act ) y el Chip and Science Act, y en la nuestra a través de programas de inversión como el Next Generation o el RePowerEU, fuertemente ligados al Green Deal.

¿Qué sentido tiene todo esto? Mucho. Son la reacción a profundos cambios, que obligan a reposicionarse en un nuevo contexto más complejo, y desconocido. El repliegue, en una palabra.

Aunque haya pasado con poca gloria es importante mencionar en este contexto la nueva Estrategia Europea de Seguridad Económica (el titulo lo dice todo), un documento programático que va a marcar la pauta de la nueva línea de acción de Bruselas. https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/IP_23_3358

Parece como si ahora la UE quisiera pensar sus intereses desde una óptica más estratégica y no tan naïf como lo hemos venido haciendo hasta ahora.

 

En esa misma línea va también la recientemente adoptada “Recomendación sobre ámbitos tecnológicos críticos “de octubre 2023, que señala 4 ámbitos esenciales – semiconductores, inteligencia artificial, tecnología cuántica y biotecnología – de acción entre Comisión y EM. https://defence-industry-space.ec.europa.eu/commission-recommendation-03-october-2023-critical-technology-areas-eu .

Por ultimo mencionar el Informe Resilient EU2030 presentado por la presidencia española, que describe los detalles de la autonomía estratégica abierta en la que estamos embarcados https://spanish-presidency.consilium.europa.eu/es/noticias/presidencia-espanola-presenta-resilient-eu2030-hoja-de-ruta-para-impulsar-autonomia-estrategica-abierta-ue/

¿Algo nuevo? No parece, …mas bien y simplemente, adaptación a las nuevas circunstancias.

En este contexto cabría preguntarse por el rol de la cadena alimentaria, … nada nuevo, aquí tampoco. No es nueva la escasa relevancia que la cadena alimentaria tiene en este nuevo contexto. A pesar de que la realidad diga lo contrario, como lo demuestran el impacto de la ruptura en las cadenas de valor y sus efectos sobre el suministro alimentario, los efectos sobre la inflación y el bienestar del ciudadano europeo, las tensiones comerciales con EE. UU., su importancia en relacion con el clima y la sostenibilidad o su instrumentalización como arma de guerra por Rusia, por poner varios ejemplos.

Creo que si algo ha caracterizado al sector en los últimos años ha sido su vuelta a la actualidad geoestratégica a nivel global, pero parece que nuestras autoridades no lo perciben así.

Después de todo lo pasado, quizás estemos perdiendo la oportunidad de subir peldaños en la agenda política. Un error a mi juicio, aunque a lo mejor, no sé, me faltan elementos.