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NextGenerationEU es un instrumento temporal concebido para impulsar la recuperación de la UE. Un total de 2.018 billones de euros ayudarán a reconstruir la Europa posterior al COVID-19 y convertirla en una Unión más ecológica, más digital y más resiliente.

Por su parte, la Guía Práctica para la implementación de los ODS en Pymes agroalimentarias es un documento que pretende despertar conciencias sobre la importancia real de la innovación práctica para el sector y que ésta sea sostenible, así como promover la alineación, colaboración y comunicación entre todos los eslabones de la cadena agroalimentaria, implicando a las Administraciones Públicas en este esfuerzo.

Ambos instrumentos son la evidencia del cambio al que nos estamos enfrentando y al que el sector agroalimentario va a tener que sumarse y asumir. Para ello, necesitará concienciarse de que serán necesarios grandes esfuerzos que sólo se terminarán de ejecutar si realmente se da la suficiente importancia al valor de los alimentos.

Existen oportunidades de negocio ligadas a este momento de recuperación y las empresas deben aprovechar el impulso que ofrecen las ayudas para ir por el camino de la sostenibilidad.

 

En el día de San Miguel, Patrón de los Ganaderos y día contra el Desperdicio Alimentario, se ha presentado la Guía Práctica para la implementación de los ODS en Pymes agroalimentarias, un documento que ofrece a todas las empresas del sector, y en especial a las Pymes, los indicadores que deben medir para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados en  la Agenda 2030. La presentación contó con la presencia y participación del Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, D. Luis Planas, quien puso en valor el trabajo que tanto el Grupo de Innovación Sostenible (GIS), como las empresas participantes, han realizado para confeccionar esta guía, un ejemplo de exposición de buenas prácticas y de éxito inspirador.

En el evento de la presentación, profesionales del sector, o mejor llamémoslo “sistema agroalimentario”, reflexionaron unidos sobre los retos a los que nos enfrentamos; algo admirable en estos tiempos que corren de incertidumbre y tensiones sociales, políticas y económicas.

Admirable porque la liberación desde Bruselas de los primeros 9.000 millones de euros de los fondos Next Generation obliga a impulsar sin pausa proyectos para afrontar el impacto del Covid y luchar hacia la transición climática y transformación digital. Una obligación, que debemos aceptar como una oportunidad histórica para acertar con la recuperación de España y de sus necesidades. En este caso se ha visto cómo la colaboración público privada ha sido la clave del éxito para crear una Guía fruto de la sensibilización y de la colaboración.

El germen para empezar a correr esta carrera de fondo debe ser el fomento de un espíritu de mejora en nuestro sector, y para que exista un espíritu de mejora, debemos reconocer la importancia de dar valor a los alimentos, pues detrás de cada uno de ellos, hay muchos recursos (agua, fertilizantes, trabajo, energía…). En síntesis, está el esfuerzo de una cadena de valor.

Avanzar en esta carrera implicará cambios y transformaciones, y la sostenibilidad productiva debe pasar por el puente de la innovación, algo que muchos productores parecen reacios a aceptar, porque si no se plantea correctamente y en el momento adecuado, se produce un cruce entre la economía y los objetivos ambientales. Esto es algo que debemos corregir, primero porque España se juega mucho, y sin capacitación digital para las empresas, no se producirá una transformación real, sino que sólo estaremos cubriendo parches tecnológicos, y segundo, porque el crecimiento de la sostenibilidad nunca debe suponer un decrecimiento de otros capitales, como el humano.

Aprovechar este momento de recuperación para ir por el camino de la sostenibilidad y de la digitalización, apostar por el cumplimento de los ODS, de la economía circular, la ecología y la lucha contra el desperdicio alimentario es aprovechar el impulso que nos ofrecen las ayudas nacionales y europeas, es decir, que EXISTEN oportunidades de negocio ligadas a este momento de recuperación.

Ya hay muchas empresas que lo están haciendo, lo que es un indicador de que la transición alimentaria es una realidad y de que existe actividad de negocio… ¿cómo? A través de la modernización y profesionalización, y colaboración público privada.

Pero si las empresas tradicionales, que son las que más han sufrido, se quedan sin fondos, se podría considerar todo este esfuerzo un fracaso, pero no por parte del pequeño empresario, sino de la administración pública, que debe ser consciente de que al contrario de las grandes multinacionales, las Pymes no tienen fondos para financiar asesores ni conocimiento para solicitar las ayudas. Han de saber que la digitalización y la sostenibilidad son los ejes de las ayudas.

En síntesis, el propósito de transformar el sistema alimentario en un modelo competitivo, sostenible y justo, pasa por la concienciación y por informar sobre el consumo responsable, por reducir el desperdicio alimentario, por apoyar a los agricultores, ganaderos y pescadores, por apoyar a la industria y al comercio (somos una cadena), y por apostar por las dietas saludables y variadas, la actividad física y por la formación… Pasa por un esfuerzo colosal que sólo se hará efectivo si se tiene en cuenta la importancia de los alimentos, es decir, es una cuestión de valor.