La transparencia es uno de los mantras más de actualidad en Bruselas. Las Instituciones usan Internet para compartir información, se nos avanza un registro único de lobbies, las agendas y reuniones de los Comisarios se cuelgan en la web,..
Todo esto en sí es positivo, porque mientras más abierto el debate, más posibilidad hay de contribuir al mismo y cubrir la brecha entre los autoridades y la ciudadanía en general, uno de los grandes problemas del sistema comunitario. Pero si profundizamos un poco en este asunto de la transparencia, observamos cómo una serie de organizaciones y activistas han hecho de la misma una bandera que trae consecuencias que, cuanto menos, nos tienen que hacer pensar.
Me refiero a la carta que cuatro organizaciones medio ambientalistas mandaron al Vicepresidente de la Comisión a principios de febrero, solicitándole toda la información disponible sobre la propuesta de directiva de economía circular, que se retiró con gran revuelo del programa anual de trabajo de la Comisión.
El argumento jurídico para requerir no solo documentos sino también correspondencia, actas de reuniones, intercambio de documentos, etc. está en el Convenio de AARHUS, un acuerdo internacional firmado por la Unión y que por tanto obliga a sus Instituciones y a los propios estados miembros. Dicho convenio obliga a la máxima difusión de información medioambiental y a un derecho de acceso a la información que las autoridades poseen que va mucho más allá de lo que suele ser habitual en otros casos.
El mandato del Convenio de AARHUS está además incorporado a la legislación comunitaria, por si quedaba alguna duda, a través del Reglamento 1367/2006. Esta misma técnica es la que están utilizando otras organizaciones y grupos para forzar a la Comisión a que «abra sus archivos» en las negociaciones del Acuerdo Transatlántico, el TTIP. Estos casos abren una nueva vía a las organizaciones medio ambientalistas para seguir haciéndose más presentes en el debate comunitario, cualquiera que sea éste, y con una gran ventaja frente al resto de representantes de la sociedad.
Habrá que seguir muy atentamente esta nueva brecha y sus derivaciones. Pero dejo alguna pregunta en el aire: ¿tiene lógica esta ventaja? ¿será la Comisión mas cauta en sus movimientos o estará cautiva? Y las organizaciones empresariales… ¿en qué posición quedan? Tan malo es no llegar como pasarse, y más si no todos se miden por el mismo rasero.