El pasado mes de Octubre 2017 tuve ocasión de participar en el Encuentro de Profesores de Política de Empresa que organiza anualmente el Instituto Internacional San Telmo en Sevilla.
Son jornadas muy enriquecedoras y en las que cada participante plantea un artículo o una conferencia, de muy diversa temática, que se someten posteriormente a un intenso debate. El interés estriba especialmente en que recibes comentarios desde muy diversos ángulos, la mayoría desde fuera de tu área de interés, lo que los hace quizás mas valiosos.
Para este Encuentro escribí un artículo titulado “APRENDIENDO DE OTRAS POLITTICAS PUBLICAS. ALIMENTACION Y SEGURIDAD VIAL”, que adjunto a este post.
En resumen, la idea surge de un intento de buscar posibles alternativas a las actuales políticas públicas en relación con la alimentación y la salud, tan controvertida hoy día y en la que se avanza más bien poco a pesar de los esfuerzos.
En esta línea, se me ocurrió tomar como ejemplo otra política pública de especial interés, como es la de Seguridad Vial, analizarla en detalle (Estrategia de Seguridad Vial de España 2011-2020), e intentar entresacar algunas ideas que pudieran ser de interés para el tema que nos ocupa.
No voy a reventar su lectura – entre otras cosas porque me gustaría recibir algún comentario al artículo-, pero si avanzaré al menos dos ideas interesantes que han surgido de este breve análisis comparativo.
La primera idea es que de las once medidas que propone como guía la Estrategia Española de Seguridad Vial, solo dos podrían catalogarse como estrictamente “coercitivas”. De entre la docena de actuaciones que describo en el mundo de la alimentación, cinco se califican de la misma manera. Si pasamos a los resultados, las cifras oficiales demuestran claramente los éxitos de la Estrategia de Seguridad Vial, una afirmación que no puede ser igual de contundente en el caso de las políticas públicas que relacionan la salud y la alimentación. ¿Significa esto que las medias “soft” son más efectivas que las “hard”? Lo dejo a criterio del lector.
La segunda idea es la importancia del liderazgo. En el caso de la seguridad vial, parece claro que la acción liderada por la Dirección General de Tráfico ha conseguido implicar a toda la sociedad – empresas, fundaciones, medios de comunicación, asociaciones,…- para sensibilizar en una acción común a la ciudadanía, y conseguir así cambiar hábitos y comportamientos que han redundado claramente en la seguridad y en la reducción de accidentes. ¿ Que se podría hacer para importar este modelo?
Merece una pensada, y está claro una vez más que se puede aprender de lo que ya se ha mostrado como eficaz, y del camino andado por otros. Espero que os guste.
Puedes leer la ponencia completa «APRENDIENDO DE OTRAS POLÍTICAS PÚBLICAS: ALIMENTACIÓN Y SEGURIDAD VIAL» pinchando en este enlace.