La reciente filtración de documentos de negociación debatidos por la UE y Estados Unidos en la ronda negociadora del pasado mes de abril ha vuelto a llevar el TTIP a la palestra. Greenpeace , en un acto mediático muy hábil, los ha publicado en la red ( www.ttip-leaks.org ) y ha aprovechado para volver a criticar las negociaciones por los presuntos desastrosos efectos que el Acuerdo implicaría.
Varias reflexiones se me antojan a este respecto. La primera , la banalizacion creciente de los análisis de los grandes asuntos europeos, cuyos debates no reflejan estudios y trabajos de fondo con el objetivo de contribuir a la búsqueda de soluciones para problemas complejos, sino más bien la búsqueda del impacto mediático, los titulares y él ventajismo en las posiciones. Quizás la rápida evolución del contexto bruselense , en el que los activistas han irrumpido con fuerza en los últimos años con estilo propio, y la aparición de nuevos medios de opinión en internet y redes sociales – creando así una auténtica opinión publicada a nivel comunitario – , tengan algo que ver con esto. Prometo profundizar en este apasionante asunto.
Otra reflexión que surge del » TTIP leaks» es como ha sido recibida en los entornos bruselenses. En general, la reacción ha sido de sorpresa pero también de agrado, de aceptación e incluso connivencia con los filtradores como respuesta acertada a esa presunto oscurantismo que envuelve la negociación. Lo primero que habría que decir es que toda negociación implica una cierta discreción, y que hay que dejar margen de maniobra a los negociadores para que lleven a cabo ese » do ut des » que implica su trabajo, y así poder avanzar. Si a este principio básico le sumamos que las propias instituciones informan a través de reuniones con la sociedad civil , webs , seminarios, etc, y que al final nuestro modelo democrático nos asegura que será el Parlamento Europeo el que decida si se valida el Acuerdo o no, creo que debemos reafirmar que el modelo establecido funciona correctamente. Esa obsesión actual por una pretendida transparencia mal entendida no es buena a mi juicio, y solo distorsiona el normal funcionamiento de la cosa europea.
Más aún, cuando se critica a los lobbies y representantes de los intereses económicos por supuesta falta de » accountability» y se les pide transparencia , asunción de un código de conducta con principios básicos, la inclusión en el Registro europeo etc,..se produce la filtración de los documentos de la negociación y se diseminan en la red. ¿Es esta una práctica aceptable , sin más ? No sé si la filtración contraviene el código de conducta vigente en el Registro, pero tampoco nadie parece que se lo haya planteado.
En todo caso, también hay que decir que los documentos filtrados tampoco son los últimos ni más actualizados , ya que responden a las conversaciones de marzo , cuando la última ronda negociadora se desarrolló a finales de abril.
Sea como fuere, sigo pensando que el TTIP puede ser un movimiento político y económico de gran calado, con beneficios en todos los órdenes . Otra cosa diferente es la dificultad del proceso, y en especial en el sector agroalimentario.
Tenemos la oportunidad de abrir un mercado inmenso, dinámico , en crecimiento y con gran capacidad de consumo ; podemos además limar viejas diferencias y ser más fuertes en el contexto internacional ( OMC) trabajando conjuntamente ; podemos afirmarnos como potencia agroalimentaria mundial,..Pero no habrá de ser fácil, evidentemente. Los beneficios son del mismo tamaño que el desafío que debemos sortear.
Las reducciones arancelarias plantean pocos escollos – o al menos concentrados en pocos productos – , pero los modelos regulatorios son tan diferentes que van a requerir mucho trabajo, e importantes excepciones. Igualmente difícil está siendo la negociación en materia de protección de las figuras de calidad agroalimentaria ( DO) , donde los Estados Unidos no están por la labor de aceptar nuestro modelo. Pero los instrumentos de cooperación que establece el borrador de Acuerdo pueden ser un primer paso para avanzar en el reconocimiento mutuo y en un acercamiento de modelos a medio plazo.
Aun asi, todavía queda mucho camino por andar. Obama , de vuelta de su mandato, apuesta fuertemente por el TTIP como lo hace la Comision Europea , pero no así Francia, Reino Unido o Alemania . Tampoco parece que los candidatos presidenciales en Estados Unidos sean muy entusiastas del Acuerdo, y no hay que olvidar que el texto en Europa necesitará del placet del Parlamento Europeo y de los Parlamentos nacionales.
Pero como dice el refrán, » si se quiere se puede «. Sigamos avanzando.