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El Institute of Económic Affairs (IEA) es una institución típicamente británica de reflexión, lo que ellos denominan Think Tank, que tiene como objetivo «mejorar el conocimiento de las instituciones fundamentales de una sociedad libre a través del análisis y exposición del papel de los mercados en la solución de problemas económicos y sociales». Fundado en 1955, se financia través de donaciones y sus propias actividades (informes , publicaciones, conferencias), algo perfectamente natural en una sociedad como la británica , pero no tanto en otras , como la nuestra. Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero ofrezco al lector un primer hecho para su análisis.

El IEA es profundamente liberal, y personalmente comparto con ellos algunas ideas y supuestos , pero de otros me considero escéptico e incluso las hay  que no son de mi agrado. La economía no debiera ser más que un instrumento para el desarrollo de la sociedad – un medio, no un fin – y el desarrollo de las personas (en términos de educación, salud, previsión, seguridad, y otras necesidades básicas) es lo que le da sentido, y justificación. El peso de la sociedad en una ciencia social como es la economía requiere de su justa consideración.

Pero aún así hay que reconocer que aportar ideas nuevas y frescas , enfoques que se salen de lo políticamente correcto y sobre todo, ese objetivo de propiciar el debate en la sociedad sobre la base del análisis científico (y no sólo de las doctrinas) es algo que merece el aplauso. En esta era de la post verdad (ese eufemismo de la mentira) y de las fake news , es sano encontrar instituciones dispuestas a ir más a fondo, a pensar con rigor , y hacer propuestas.

Todo esto viene al hilo de un breve informe publicado por el IEA titulado «A Rational Approach to Alcohol Taxation» (23 de Abril) en el que se critica el actual sistema de impuestos especiales en el Reino Unido aplicable a las bebidas con contenido alcohólico.

En su análisis, el autor, C Snowdon , critica un sistema impositivo discriminatorio como el actual  , que altera las condiciones de competencia de las diferentes bebidas en el mercado – y que ha pretendido favorecer a un producto local  – , proponiendo un nuevo modelo para  el Reino Unido con vistas al Brexit.

Pero lo que más me llama la atención es la lógica de su cálculo . El autor defiende que el Estado ingresa mucho más  en concepto de impuestos especiales sobre las bebidas con contenido alcohólico que el coste que el consumo excesivo tiene sobre la sociedad , todo ello razonado y justificado con cifras . Si a ello se suma que el modelo actual es ilógico y discriminatorio , defiende una tesis de impuestos por unidad , a tipos mucho más reducidos que los actuales .

Independientemente de que podamos o no compartir su tesis, mi reflexión es que en efecto, los impuestos especiales – sobre alimentos o bebidas – deberían ir más ligados al efecto social que el producto  pudiera tener.  La voracidad recaudatoria y la obsesión por cuadrar unas cuentas públicas no justifican per se el impuesto. Buen ejemplo de lo que menciono es el recién estrenado impuesto sobre bebidas refrescantes en Cataluña , y en algunos ( pocos ) países la recaudación de este tipo de impuestos al menos en parte se destina a acciones directamente ligadas a evitar los efectos no deseados , mejorar la información y formación del consumidor, etc.

En la misma web del IEA se puede encontrar otro informe , en este caso de M Tovey, titulado «Obesity and the Public Pursue», en el que el autor defiende – una vez más, con cifras y análisis , no con ideología – que el coste de la obesidad para el Servicio Nacional de Salud británico está sobrevalorado (2,47 mil millones de Libras frente a los 3, 6 mil millones oficiales). El peso de la obesidad sobre el contribuyente , una narrativa muy utilizada por los colectivos del mundo de la salud pública , esta pues sobrestimado y se utiliza según el autor para atraer la atención mediática, especialmente en unos momentos en los que la financiación del sistema sanitario está en horas bajas.

Lo dicho, nos puede gustar más o menos el enfoque y las soluciones del problema, lo cierto es que aportan nuevas formas de análisis y elementos a considerar , y sobre todo, lo hacen desde el rigor . Son datos «facts and figures», como ellos dicen. Metodología, análisis,… y propuestas fundamentadas.

Me temo que por desgracia todavía en España estamos muy lejos de estas cosas y nos gusta más lo superficial que lo profundo , el debate doctrinario antes que el análisis . Pero todo se andará , no me cabe duda.